jueves, 4 de julio de 2013

La noche

Fotografiar de noche hasta hace poco tiempo era algo que no entraba dentro de mi concepción de la fotografía. Aquella máxima de si no hay luz no hay nada hacía mella en mi ánimo de salir a fotografiar cuando se ponía el sol.

Aquí donde vivo, Plasencia (Cáceres) los veranos son un tanto duros, por luces y temperaturas es complicado salir a fotografiar. Siempre andaba buscando pequeños cauces de agua a la sombra donde poder ejecutar alguna larga exposición, pero el estio hace estragos en arrollos y regatos.

No fue hasta hace un par de veranos que empecé a ver fotografías nocturnas, muy bien realizadas y compuestas,con  juegos de luces, pirotecnia, colores y demás inventos luminosos... Y uno que es curioso por naturaleza empezó a indagar sobre la técnica, los autores y el equipo necesario para salir a fotografiar de noche con ciertas garantías de éxito.

Era hora de porner en practica lo aprendido y visto de maestros y pioneros como Mario Rubio, José Benito Ruiz, Troy Paiva y algún otro, tocaba  remangarse y salir al campo a probar. Las dos primeras salidas fueron un tanto decepcionantes en cuanto a resultados y ejecución. Seguir investigando sobre configuración de la cámara me empezó a dar alguna que otra alegría.

Una vez que había aprendido la técnica me empecé a interesar por el metodo, no podia perder tanto tiempo en pruebas y errores, ya que resulta especialmente frustrante malograr una larga exposición despues de la espera para realizarla.

Una vez encontrado un método fiable y rápido empezé a sufrir cierto enganche por este tipo de fotografías. Entendí la pasión que causa en cientos de fotografos de la noche.

A pesar de que hoy por hoy sigo aprendiendo y no dejo de investigar y formarme en este tipo de fotografías, si que me ha quedado claro el porque resulta tan adictiva para mi.

En mi manera de ver la fotografía, como forma de contar algo o transmitir algo, al margen de mostrar imagenes que han sido pensadas y cuidadas posteriormente (que para mi es muy importante), la noche bajo el cielo hace a uno sentirse pequeña parte de todo, uno se torna reflexivo y se apacigua al mismo tiempo. La noche muestra una naturaleza muy pura, distinta a la del dia.

Me resulta apasionante llegar a un escenario que duerme y despertarlo con mis luces, dar vida a edificios soñolientos, a árboles que descansan, devolverle la importancia a sitios olvidados, arrojar luz sobre las sombras en definitiva.

Esto es para mi, un poco al menos, la forma de entender la fotografía cuando se ha escondido el sol.





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