Si, lo reconozco, soy un mirón en el
buen sentido de la palabra. Me paso horas y horas viendo fotografías,
cuadros, esculturas y poemas. En realidad ya no me planteo que fue
antes si la necesidad de mirar o ser observador per se.
Considero de vital importancia para
este trabajo el tener una cultura visual que permita afrontar con
mayores garantías la auto-crítica. Y dicho sea de paso resolver el
peliagudo tema de la composición fotográfica con mas fluidez.
Por eso miro y miro, y me lleva a
hacer ejercicios auto-impuestos de mirar con mas perspectiva. Mi
último vicio es muy sencillo: busco un autor que considero
importante para mi, ya sea por la seriedad de su obra, por la solidez
de su trabajo o simplemente por la curiosidad que me genera. Busco y
rebusco sus influencias directas e indirectas, busco las influencias
de sus influencias hasta que caigo en un bucle. Tiendo a retroceder
varios siglos en la historia del arte hasta que me aburro. Lo llevo
haciendo un tiempo, soy algo masoquista lo reconozco.
El caso que después de hacerlo en
repetidas ocasiones caigo en la tentación de caer (valga la
redundancia) en el derrotismo del todo está inventado y de el “a
mi no me vendas la moto” de una fotografía original y muy
creativa. Me dejo caer en el encabronamiento que me suscita el
que te vendan exposiciones fotográficas maquilladas bajo una
explicación, que se sujeta en una serie de palabras raramente
comprensibles, con párrafos laberínticos que te llevan ( una vez
analizados), a darte cuenta que no se dice nada en absoluto.
Pero luego estas fases de ira
descansan, en el sueño de los justos quizás, y pienso que está muy
bien tener influencias ya que al menos tu obra se puede sustentar en
algo. No está tan bien venderse como re-inventor de un arte, o
salvador de la imagen en occidente y no reconocer que tu obra parte
de algo que miraste y quedó grabado en tu memoria visual.
Últimamente me voy dando cuenta de
que el imaginario colectivo es bastante similar y que cada uno tiende
a ejercerlo y desarrollarlo a su manera. Que la forma de tratar una
iconografía, de la que nos hemos nutrido, de una forma diferente es
la clave a la hora de diferenciarnos. Lo cual me llena de pesadumbre
por asemejarlo con un arte de perfil mas bajo del que cualquier
bohemio espera.
Luego (un rato después) de que mis
neuronas vomiten ideas con pretensiones de alto calado moral,ético y
estético, me tomo la pastilla y sigo pensando que cada uno haga lo
que le de la gana que yo sé donde quiero ir.